viernes, 12 de julio de 2013

Capítulo III

-¿Jeffrey?- balbuceó Diego un poco perplejo de encontrarse allí a su amigo. Y eso no era lo más inusual, era el aspecto de Jeffrey lo más inusual: Estaba vestido, a esas horas de la noche, y vestido con una ropa rarísima.
Estar vestido no era común en los Fantasianos, a no ser que fuera para una ocasión especial.
-¿Qué haces sin vestirte?- preguntaba Jeffrey con expresión extrañada- Ya nos vamos-
-Creí que era a las ocho que nos reuniríamos… A las ocho de la mañana y ¿Qué hora es? No deben ser ni las cinco-
-¿Qué?¿De qué hablas?- torció el gesto Jeffrey.
-Pues de la filmación de la película… es a las ocho que nos vamos para Valle Guayabo- y Diego buscó por todos lados a los Caballos y las Motitas -¿Pero dónde están Centella de Oro, Joey y tu Caballo??-
-¿Quiénes?-
Aquello dejó a Diego frío, Jeffrey preguntaba “quiénes” y entonces él empezaba a dudar de todo lo que recordaba:
-Creo que tuve un sueño…- murmuró ante un Jeffrey impávido-Un sueño donde yo tenía un Caballo y una Motita, de hecho todos nosotros. Y éramos actores de cine…-
-Ah, Diego ¡Qué ocurrencias!!- rió Jeffrey al fin.
-Sí… ¡Dios! De dónde habrá salido eso… ehhh ¿Y entonces? Si no vamos al estudio de cine en Valle Guayabo… ¿Para dónde es que vamos?-
-Al cementerio, claro-
 Fue lo que le dijo Jeffrey.
Diego balbuceó algo ininteligible y luego agregó:
-Ehhh, sí, ya me acordé. Es raro, pero creía que íbamos a trabajar, que éramos actores… Pero supongo que soñé eso- el unicornio discernía pero no estaba nada convencido de que lo había soñado. No sabía lo que estaba pasando de hecho, pero suponía que debía ir a vestirse.
-Bien… te espero- finalizó Jeffrey con mirada inexpresiva y Diego sin preguntar más nada dio la media vuelta dejando a Jeffrey parado en el jardín en medio de la oscuridad.
Entró a su casa agobiado por el silencio y subió a su cuarto a vestirse.
Sí, todo era muy diferente, el cuarto no tenía ningún aparato moderno, ni teléfono, ni su equipo de sonido, ni nada de lo que recordaba sino un montón de cosas viejas y a Diego se le antojó pensar que su cuarto había regresado al pasado. Y lo pensó aún más cuando abrió el armario y sacó ropa para ponerse…. ¡Era toda como la ropa de esos videos y series animadas de los 70s y los 80s! ¿Dónde estaba toda la ropa en vogue que había comprado recién?
No la encontró por ninguna parte.
No le quedó  más que ponerse unos jeans medio acampanados y una franela con el número “3” en el pecho (Era su número, de hecho, dentro de Los 8 de Malú) y ahora sí parecía que había viajado al pasado completamente. Pero un pasado de otra dimensión y de otro tiempo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario